La cocina de la abuela: sabrosa, segura y divertida.

Una mujer mayor cocinando

Comer, y por tanto cocinar, es una necesidad, pero también debería ser un placer. Vamos a ver unas ideas para que estar «entre fogones» cuando hay personas mayores sea divertido, fácil y seguro. Y también para que cuando lo hagamos por obligación pueda ser más llevadero. ¡Bienvenido a la cocina de la abuela!

¿Quién no recuerda con cariño las natillas de la abuela, o las croquetas de nuestra madre, o la paella de los domingos del tío? Pero según van cumpliendo años, les vemos en la cocina, y creemos que les estamos dando mucho trabajo. Así que preferimos aparecer en su casa con un postre ya hecho, o les sugerimos que encarguen comida.

Ante esa duda, lo mejor que podemos hacer es preguntar. Es posible que ya no les apetezca, o que no quieran hacerlo un día en concreto por la razón que sea. Pero también es posible que les haga ilusión preparar una comida que os haga chuparos los dedos. Y no nos olvidemos la opción intermedia: compartir cocina, puede ser un rato compartido muy agradable.

¿Qué beneficios tiene cocinar para las personas mayores?

Ya te expliqué aquí las bondades de realizar actividades que nos motiven. Desde mi punto de vista, como educadora social, te diré que esta actividad será beneficiosa, siempre y cuando divierta o ayude a sentirse útil a quien la realiza.

Por otro lado, muchísimas de las actividades que realizamos de forma programada en los grupos de mayores, son solo sustitutos naturales de lo que se puede hacer mientras cacharreamos. Aquí unos ejemplos.

  • Seguir una serie: Circulo rojo, cuadrado verde, triángulo amarillo, círculo rojo…. Es útil para ejercitar la atención, pero lo podemos hacer igual: lavar patata, pelarla, cortarla en rodajas, luego en bastones, después en cuadraditos, y volvemos a lavar la siguiente patata.
  • Ejercicios matemáticos: Si la receta es para cuatro personas y dice que hacen falta 6 huevos, como yo la voy a hacer para dos, necesitaré…
  • Juegos de memoria: ¿Papá, cómo asábamos las castañas cuando yo era pequeño? ¿Había que abrirlas con un cuchillo antes? ¿Me enseñas a hacerlo?
  • Estimulación sensorial. Es muy rara una sesión de este tipo «profesional» en la que por lo menos el 50% de los materiales utilizados no salgan del supermercado. Hay que probar la comida, pero no nos olvidemos del olor del café, el sonido del chup-chup de un guiso, cómo buscar que la presentación del plato sea lo más estética, y las distintas texturas: frío, suave, húmedo, granulado… todo eso, concentrado en muy pocos metros cuadrados y sin salir de casa.
  • Actividades intergeneracionales. Compartir una receta con la vecina del quinto o hacer chocolate a la taza con la abuela.
  • Orientación temporal: ¡Qué frío! ¡Qué bien entra la sopa en invierno! Se acerca la Semana Santa, toca hacer torrijas.
Lo mejor de cocinar con la abuela es que luego te deja chupar la cuchara

Lo primero: la seguridad.

Ya sabemos que la cocina es uno de los lugares de la casa donde suceden más accidentes: cortes, quemaduras, resbalones…. y las personas mayores suelen tener alguna dificultad mayor como problemas de movilidad, temblores de manos y fallos de memoria o visión. Así que hay tres puntos clave.

Lo ideal sería que estuviera todo a la altura de la cintura, para no tener que agacharse, ni subirse a una silla. Eso incluye también, el horno y el microondas. Como en las cocinas hoy en día hay poco espacio, es importante priorizar aquellos utensilios, electrodomésticos y espacios que se utilicen más frecuentemente para colocarlos a esa altura.

Y no por sabido voy a dejar de recomendar, que se sustituyan las cocinas de gas por otras eléctricas, preferiblemente de inducción. Son mucho más seguras y también más fáciles de limpiar. Posiblemente sea necesario cambiar también la batería de cocina. Te dejo aquí unas cuantas ofertas, para facilitar la búsqueda.

Para terminar, no olvidemos la necesidad de una buena iluminación, especialmente en la encimera. Esto nos ayudará a evitar cortes, caídas, derrames, y algún que otro dolor de cabeza.

Inducción, buena luz y una altura cómoda harán que tus ratos en la cocina sean mucho más agradables y seguros.

Pero no podemos terminar este apartado de seguridad sin mencionar que cuando hay una persona cuyo deterioro cognitivo pueda llevarle a lastimar a otros o a sí mismo, conviene que los objetos peligrosos, especialmente cuchillos y tijeras, estén fuera de su alcance y de su vista. Dándoselos con supervisión cuando vaya a utilizarlos.

Tus aliados

En realidad una persona mayor no necesita nada diferente en su cocina de lo que necesitaría alguien más joven. Pueden utilizar los mismos electrodomésticos, cacharros y otros utensilios. Si hay alguna dificultad relacionada con alguna patología como dolor o temblores, lo mejor es que hablar con un terapeuta ocupacional, es el profesional que mejor puede aconsejar en este tema.

Pero hoy en día hay muchos «cacharritos» que nos pueden quitar trabajo, y a los que quizá querrás hacer un sitio en tu cocina. Vamos a ver los que nos pueden resultar más útiles.

Slow cooker

Casi todos los mayores recuerdan con nostalgia los guisos hechos a fuego lento de su infancia. Estas ollas cumplen exactamente esa misma función: cocinan los alimentos muy despacio, de forma que utilizan sus propios jugos (apenas tendrás que añadir agua o caldos) y el resultado es un plato mucho más sabroso.

Entre los distintos modelos te recomiendo esta, que es la más habitual; esta que pesa muy poco y por tanto es muy cómoda para fregar, o esta otra que también la puedes utilizar en el horno y en la cocina para completar la preparación y utilizar menos cacharros.

Y como complemento ideal, si tu olla no es digital, un temporalizador como cualquiera de estos, así empezará y terminará cuando a ti te venga bien, y tendrás la comida lista cuando quieras sentarte en la mesa

Robot de cocina

Cocinan, cortan, rallan, baten, sofrien, emulsionan… además se suelen poder lavar en el lavavajillas sin problema. Poco se puede decir de los robots de cocina que no sepamos ya.

Ante la duda de si nos resultará útil o no Thermomix hace demostraciones en las casa de los posibles clientes, para enseñar cómo se utiliza. Aquí en España, también es muy conocido el que vende Lidl, aunque no siempre está disponible. Y siempre tienes estas opciones, de distintas gamas.

Para preparar los ingredientes

Cocinar en el microondas puede ser rápido, fácil, sabroso, y fácil de limpiar. Hay muchos gadgets para esto, perosi no lo has hecho nunca te recomiendo empezar con este kit que incluye también un libro con recetas e instrucciones.

Sin embargo, si solo utilizas el microondas para calentar la leche del desayuno, quizá puedas sustituirlo por este espumador, y así dejar más sitio libre en la encimera.

A veces nos cuesta cortar o rallar la comida. Una mandolina con cuchillas intercambiables que además se puede lavar en el lavavajillas puede ser una gran aliada. Eso sí, hay que utilizarla con mucho cuidado porque es fácil cortarse. Por lo tanto, es imprescindible utilizar siempre la pieza de plástico que sostiene los alimentos.

Si te da pereza tomar fruta, siempre puedes optar por una licuadora o un exprimidor. Esto ayuda a mantenerte hidratado, aunque conviene tener presente que también se pierden parte de la propiedades nutricionales.

Para llegar a todas partes

Ya arriba te contaba que lo mejor es colocar todo de forma que nos permita acceder a lo que necesitemos con facilidad, a ser posible entre la altura del pecho y la cintura. Pero si es absolutamente imprescindible colocar cosas a otras alturas, lo mejor es un taburete de escalones que no sea muy alto, con gran resistencia y estabilidad. Te sirve para subir y acceder a los armarios altos, pero también para sentarte en él para llegar a lo que esté abajo sin tener que agacharnos (deja las cosas en la encimera antes de ponerte de pie).

El mejor sin duda es el modelo de Moger de Ikea, pero por desgracia por ahora no está disponible (tal vez se pueda encontrar de segunda mano). En su lugar tiene otros, que también están bien, pero les veo el problema de ser demasiado altos o demasiado bajos, aunque eso sí muy estables. He encontrado también este, me gustaría que fuera más bajo, pero es muy estable y con la ventaja de ser plegable.

Ya sé que es fácil encontrar otros taburetes de plástico bajitos, que se doblan por la mitad. Pero aunque parezcan una buena opción, suelen ser bastante inseguros, mejor no utilizarlos si no nos movemos con muchísima agilidad.

Cuando la cocina no es un placer

También puede pasar que no haya ganas de ponerse a freír, asar, o rebozar. O que tampoco haya tiempo. Pero aún así hay que hacerlo. ¿Te cuento cómo lo hago yo? En realidad, ya te lo adelanté la semana pasada cuando escribí sobre las rutinas. Cuando algo no nos gusta es mejor generar algún hábito que nos lleve a realizarlo de forma casi automática.

Ten un menú

A la mayoría de las personas les sobrecarga tener que estar pensando cada día la comida y la cena. Planificar las comidas de toda la semana, o de todo el mes, agiliza ese paso y también te facilita hacer la lista de la compra. Además tendremos una visión más global y nos permitirá comer de forma más equilibrada.

La compra: al menos una vez a la semana

Cuando tenemos espacio para almacenar suele ser cómodo hacer una compra grande al mes y llenar del todo la despensa. Pero cuando hay mayores cocineros, tener muchos productos puede dificultar enormemente la tarea. Además, de esta forma nos «obligamos» a salir de casa, que siempre viene bien para mantenerse activo.

Recetas sencillas y sabrosas

Rebozar, rellenar, picar, gratinar, mechar, sellar…. la cocina puede ser todo lo rebuscada que queramos. Aunque quizá es el momento de hacerla sencilla. Un pollo asado, un salmón a la plancha o un huevo frito pueden hacer que nos chupemos los dedos.

Si temes caer en la rutina, ayúdate de distintos condimentos que puedan darle un toque diferente una misma receta.

Y de postre fruta de temporada. Reserva el arroz con leche o las natillas para días festivos.

Menos es más

Como ya decíamos antes, lo ideal es que la mayor parte de lo que haya en la cocina esté a una altura que permita utilizarlo sin tener que agacharse, ni encaramarse en una silla. Para esto lo mejor es deshacerse de todo lo que no usemos con regularidad (o llevarlo a otro lugar): las ollas grandísimas que sólo usamos en Navidad, la yogurtera que lleva años cogiendo polvo y los 37 frasquitos de especias, que además en su mayoría están pasadas.

No es sólo una cuestión de seguridad, cuando hay cierto deterioro cognitivo, se facilita mucho la tarea cuando hay solo lo estrictamente necesario a la vista. Así que si vas a aprovechar los altillos para guardar la vajilla de los días de fiesta, mejor en una caja que no permita ver lo que hay dentro.

Igualmente, todo lo que esté dentro de la nevera también debería ser fácilmente accesible, y por tanto, mejor huir de las compras grandes, siempre que sea posible.

Orden, orden y orden.

En la misma linea del punto anterior, que las cosas estén siempre en el mismo sitio ayuda mucho a aquellos con problemas de concentración, de memoria y de vista. Es muy importante dejar la cocina recogida después de cada comida, para que no se acumule y que sea fácil la próxima vez que haya que entrar a cocinar.

Batch cooking: cocina sólo el día que hagas la compra

Cuando no nos gusta cocinar, o cuando disponemos de poco tiempo, es buena idea dedicar una tarde a preparar todo lo necesario para comer durante toda la semana. Con una buena organización, puedes preparar varios platos a la vez.

Se puede utilizar distintos elementos (cocina, slow cooker, robot de cocina, horno, microondas…) y además preparar el doble de la cantidad que se vaya a consumir. Por ejemplo podemos poner en la thermomix a hacerse un salmorejo, mientras se hace picamos las verduras para hacer una crema (no haría falta ni limpiarlo porque los ingredientes del salmorejo si se queda algún resto, le van muy bien a la crema). La crema se puede hacer mientras ponemos encima algo de pescado que se vaya haciendo al vapor. Podemos poner una arrocera, que nos haga lo suficiente para tener guarnición para unos días. En el horno se pueden meter dos bandejas a la vez con preparaciones sencillas. Y a la vez unas lentejas en el fuego. Mientras todo eso está en marcha, vamos preparando los ingredientes para la segunda ronda.

Parece mucho, pero aún podría estar usando la bandeja de vapor sobre el robot de cocina y tener el horno encendido.

Con lo que no nos vayamos a tomar inmediatamente podemos hacer conservas o congelar las raciones que se vaya a tardar más tiempo en comer. Mejor hacerlo siempre en porciones pequeñas, para sacar del congelador sólo lo necesario.

Además al hacerlo así te ahorras también tener que limpiar la cocina dos veces al día, que es algo que a nadie nos agrada.

Espero que todas estas ideas te ayuden. Si tienes alguna más, cuéntamela aquí abajo. ¡Te leo con atención!

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