Bienvenida, rutina

Si estás leyendo esto desde el hemisferio norte, te enfrentas estos días al final del verano, y probablemente también al final de las vacaciones. ¿Qué sentimientos te genera eso? Vamos a hablar de cómo volver de las vacaciones cuando hay una persona mayor en casa ¡y disfrutarlo!

Es normal que estos días se nos hagan un poco cuesta arriba. Nuestro cuerpo y nuestra mente se han acostumbrado a otro ritmo, muchas veces con menos obligaciones y con más tiempo de disfrute. De entrada es mejor tomarse las cosas con calma.

Pero, ¿qué tiene de bueno repetir una y otra vez lo mismo?

Las rutinas, especialmente para las personas mayores y para quienes conviven con ellas, son grandes aliadas.

Todas esas acciones que hacemos cada día de forma repetida, funcionan como un engranaje, que se van poniendo en marcha de forma automática unas a otras sin que tengamos que estar pendientes de acordarnos de todo, simplemente lo hacemos. De esta forma podemos poner nuestra atención en otras cosas, y relajarnos.

Quizá es más fácil entenderlo con un ejemplo: si todos los días al levantarme empiezo abriendo la ventana para ventilar, después me aseo, luego me visto, a continuación desayuno y me tomo la medicación, y termino haciendo la cama; tras unos días (hay quien dice que 21, y quien dice que 90) de realizar la secuencia siempre en el mismo orden, lo haremos sin pensar continuamente en el siguiente paso y sobre todo sin estar pendiente de si nos hemos olvidado algo. Saldrá sólo, y podremos dedicarnos a disfrutar de la ducha caliente y saborear el café… ya sabes ese tipo de cosas que parece que sólo podemos hacer en vacaciones 😉

Cuando hay algún problema de deterioro cognitivo se hace especialmente importante estos rituales diarios, porque se facilita la independencia de quien los padece, y descarga a quien le acompaña.

También ayuda a quienes tienen problemas de visión, y de movilidad: al hacer las cosas siempre de la misma forma, dejamos nuestros enseres también en el mismo lugar, y por lo tanto después es mucho más fácil localizarlos.

4 tipos de rutina importantes en el día a día de los mayores.

Voy a explicarte acciones que puedes poner en marcha para que te hagan tu día a día más sencillo. Y -también- más cercano a las vacaciones.

  • Cuidado del hogar. Aunque seas de las personas que les gusta hacer las tareas de casa, casi todos preferimos dedicarle el menor tiempo y energía posible. Podría extenderme mucho, pero prefiero hablarte de lo que a mi me va bien. Azucena Caballero es una mujer a la que sigo desde hace años por muy diversas razones, una de ellas es que todo lo que hace funciona. Desde que sigo los pasos de su libro «Organiza tu hogar en 30 días» dedico la mitad del tiempo y tengo la casa el doble de limpia y ordenada (y eso que yo vivo sola con dos niños pequeños). Te lo recomiendo al 100%. Puedes conseguirlo aquí, y habitualmente el formato kindle suele salirte gratis.
  • Cuidado de personas dependientes. Como te mencionaba más arriba, las rutinas pueden ayudar mucho con las dificultades más habituales de las personas mayores, y esto es así tanto si necesitan apoyo total, como si sólo es precisa una leve supervisión. Trata de seguir un horario estable , que se adapte a sus ritmos y gustos, verás que todo se simplifica y que tu carga mental se reduce. Esto te ayudará a evitar el síndrome del cuidador.
  • Autocuidado: Tanto si sólo te atiendes a ti mismo, como si eres responsable del bienestar de otra persona, este punto es prioritario. Aunque estés la mayor parte del tiempo en casa, cada mañana ocúpate de tu aseo y tu aspecto, come de forma equilibrada y mantente activo. Pero más haya de esos básicos, no te olvides tampoco de tener momentos de descanso; pide ayuda -no sólo cuando la necesites, sino que se incluya en el día a día, como una rutina más- y de cuidar de tu propia salud. Tómate tu cuidado personal muy en serio, sin este, ninguno de los otros puntos tiene sentido.
  • Ocio. Como ya te expliqué aquí, en realidad esto es parte del autocuidado, pero quiero resaltarlo por su gran importancia. El ocio, es todo aquello que hacemos por disfrute y por desarrollo personal. Es aquello que da sentido a nuestra vida. Nos pasamos el tiempo pensando en lo que haremos el fin de semana, en las vacaciones o cuando nos jubilemos, sin darnos cuenta de que no debería ser un lujo. Reserva un rato todos los días para hacer algo que te motive. Pero no lo dejes al azar «para cuando encuentres un rato», haz que forme parte de tu rutina diaria. Te ayudará si lo haces en compañía o si asistes a una actividad organizada. Puede ser que haya épocas en las que te sea realmente difícil encajar esos momentos, para esas ocasiones te recomiendo dos opciones:
    • Si estás cuidando a otra persona, inclúyela en la actividad. Seguramente habrá que adaptarlo o no la puedas llevar a cabo con la misma dedicación, pero no te quedarás sin hacerlo- y por lo tanto se sentirá menos culpable y tú menos frustrado.
    • Busca momentos de disfrute mientras realizas alguna de tus tareas habituales. Por ejemplo, mientras planchas puedes ver una película, asistir a un curso online u oír un audiolibro; mientras vas al trabajo puedes seguir algún programa de meditación o tejer; y puedes leer (periódico, libros) en voz alta o cantar cuando haces compañía a otra persona.

Como ves, tener un día a día estructurado te puede ayudar y mucho. Sólo hay que tener en cuenta que sea estructurado, pero no estricto. Tampoco olvides adaptarlo a tus gustos, tus necesidades, tus ritmos y a los de las personas con las que convives.

¿Me cuentas si sigues alguna rutina y cómo te ayuda?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *