Tarde de cine

¡Me encanta el cine! ¿Y a vosotros? Elegir la película y la sesión, hacer cola para comprar la entrada en taquillas, ver los carteles de las películas, entrar a la sala y buscar tu asiento… y por fin llega ese momento mágico en que se apagan las luces y comienzan los trailers de los próximos estrenos.

¿Hace cuánto no vives eso? Es raro ver a personas más allá de los ochenta años en el cine. Muchas veces les resulta incómodo, es cierto, pero casi todas son molestias que podemos paliar. Aquí te ofrezco unas cuantas ideas.

¿Qué película escoger?

Muy sencillo ¡la que más os apetezca! Recordemos que vamos al cine a disfrutar, no es ninguna obligación. Puede ser maravilloso ver una reposición del Hollywood antiguo, o de la España más yeye, pero también podéis disfrutar mucho siendo capaces de entrar en una conversación sobre el último estreno.

Sólo voy a hacer un apunte en este sentido, recordad que tanto los mayores, como los acompañantes sois adultos, no pasa nada por ver una película infantil si realmente nos apetece o si vamos con algún pequeño. Pero ir todas las semanas a ver dibujos animados «porque se vuelven como niños» no es lo más recomendable.

Dificultades para moverse

Esta suele ser la primera razón para no querer ir. Es cierto que la mayor parte de las salas de los cines modernos están en pendiente, y por lo tanto hay que subir y bajar escaleras para encontrar tu butaca.

Para facilitar el acceso debemos escoger asientos que estén cerca de la puerta, y al lado del pasillo. También es importante llegar con tiempo suficiente para poder ir al baño y entrar en la sala con las luces encendidas. Y pensando que es muy posible que la visita al aseo se repita, asegúrate de llevar una pequeña linterna, si no la tienes en el móvil.

Es más complicado cuando hay una silla de ruedas. Hoy en día casi todas las salas con accesibles, pero eso no quiere decir que las plazas reservadas sean cómodas. Pero también hay truquitos para esto.

La mayor molestia es que el lugar asignado suele estar en la primera fila y si no hay una distancia suficiente a la pantalla puede resultar incómodo. Lo ideal sería escoger salas en las que la entrada se realice a media pendiente, de esta forma la localización sería mucho más confortable. Aunque en taquilla suelen hacerlo por defecto, asegúrate que el lugar del acompañante este al lado de la plaza adaptada. Y en cualquier caso, siempre que sea posible, es mejor levantar al mayor y sentarlo en una butaca normal, especialmente si está muy cerca de la pantalla, de ese modo podrá apoyar la cabeza en el respaldo y evitará dolores de espalda y cervicales, que podrían producirse por estar mirando mucho tiempo hacia arriba.

Para los que se despistan mucho

Aunque el hecho de estar a oscuras y con un sonido bastante alto, ayuda mucho a meterse en la película, puede pasar que la atención o la comprensión nos fallen. Para ayudar, vamos a tener en cuenta los siguientes detalles.

Escoge una película cuya duración no sea muy larga. Será más fácil mantener la concentración en la pantalla.

Podría ser interesante aprovechar la sesión matinal, el cansancio es menor, y hay menos gente, y por tanto menos entradas, salidas y ruidos que podrían «sacarnos» de la película. Además así puedes aprovechar mejores precios, que siempre viene bien.

En este sentido sí te recomiendo quizá el cine antiguo. En la sociedad en la que vivimos ahora estamos siempre con el reloj en la mano, y esto se ha traducido en un cine muy dinámico donde las cosas suceden muy deprisa: los protagonistas pueden enamorarse con una mirada y no volver a verse en toda la película o un robo puede producirse en un plano de apenas unos segundos. Esto dificulta mucho seguir la trama. Mucho mejor películas con un solo hilo argumental y que se tomen su tiempo en los detalles.

¿Te preocupa que la persona a la que acompañas se agite?

En este caso, también te ayudará evitar el cansancio y las distracciones yendo al cine por la mañana y elegir una película con una trama sencilla.

Además, infórmate de la temática y estilo de la cinta. En personas con deterioro cognitivo, escenas que les puedan hacer revivir experiencias difíciles (guerras, violencia, incendios…) o generarles algún miedo, puede alterarlas. Los sonidos muy fuertes y las imágenes muy rápidas tampoco ayudarán.

Si nada de esto funciona, nos vamos, sin culpa ni remordimiento. Al cine vamos a disfrutar, no a pasar un mal rato.

Dificultad de visión y de audición

La tecnología nos va a ayudar aquí. Te recomiendo la app Whatscine. Con esa aplicación gratuita en tu móvil tendrás acceso a adaptaciones muy interesantes.

Para las personas con dificultades de visión hay un canal de audio, que se inserta entre los diálogos, de forma que no afecta (mucho) al audio original de la película. A través de esa vía, te describen someramente los espacios, personales y otros elementos visuales necesarios para seguir el hilo de la película. Con unos auriculares, podrás seguirlo sin problemas.

Si no oyes bien, podrás seguir la película con subtítulos en tu móvil o tablet. Además lo han diseñado con el fondo negro para que la luz no moleste a tus vecinos de butaca. También hay posibilidad de seguirlo en lengua de signos, para las personas sordas.

Otra opción para quienes usan audífonos, es utilizar el bucle magnético. Es un tipo de tecnología que tienen algunos de estos dispositivos, de forma que te permitirá conectar directamente tu aparato con locuciones de máquinas expendedoras, megafonías, conferencias, etc.

Lamentablemente, aún estas tecnologías están presentes en pocos cines, pero cada vez son más los centros que se animan a hacer sus espacios más accesibles para todos. Mi aplauso para ellos.

Mi favorito

Una de las cosas que más me gustan de esta época son los cines de verano. Tengo la suerte de que en mi barrio ponen dos todos los veranos, y siempre que tengo la ocasión me acerco a ellos.

Cuando la movilidad es reducida, estos espacios suelen ser mucho más cómodos. Y también es mucho más fácil entrar y salir si no estamos en nuestro mejor momento.

Además lo completamos con una mayor estimulación a nivel sensorial (frío y calor, sonidos de la calle, olores, etc…)

Y lo que ya me hace sentir rozando el lujo es el paseo nocturno hasta casa después de un día de calor. Esos días yo duermo mucho mejor. Y sé que no soy la única en la que genera ese efecto 😉

BONUS: ¡palomitas!

Mucha gente no comprende el cine sin unas palomitas en la mano. Pero también nos pueden generar algún pequeño inconveniente: los restos molestan en la dentadura postiza, y para las personas con problemas de deglución puede ser un problema grave.

Pero hay un sucedáneo que soluciona ambas cosas: las palomitas de la marca Risi. Puedes encontrarlas en cualquier kiosko o supermercado y el sabor es parecido y realmente sabroso. No, no es lo mismo, pero como capricho, vale.

Eso sí, para disfagias severas, seguid las instrucciones que os haya dado vuestro logopeda, terapeuta ocupacional u otro profesional cualificado.

Ahora corre a buscar la cartelera y cuéntame en los comentarios qué película vas a ver.

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